lunes, 16 de enero de 2017

Actitud de derrota.

Yo no quiero que mis miedos y los tuyos hagan tratos entre ellos.
Yo no quiero que mis enemigos hagan tratos entre ellos,
Y se repartan el horror.


Y reduzcan a cenizas el hogar de personas buenas e inocentes
Que lleven la guerra a escuelas llenas de niños
Enfrentando a profesores, médicos, mercaderes y escritores
Y violen el alma de cuerpos ahora fríos y vacíos.


No quiero una viudad bombardeada y convertida en ruinas
Donde se atrincheran y mueren los rebeldes del odio.


Yo no quiero treguas como paso hacia la dictadura
No quiero habitantes humillados y rendidos ante el vencedor.
Ni obras de arte, expresiones de la belleza,
Recuerdos expoliados y expuestos en museos lejanos,
Ajenos.


No quiero ser el trofeo de nuestros miedos.


Yo no quiero la guerra
No quiero nubes de pólvora
Que impidan ver el sol.


Yo no quiero vagar entre escombros,
De un templo milenario.
Yo no quiero vida entre ruinas.


Yo no quiero sirenas amenazantes que resuenen en altavoces
Quiero musicos que hagan sonar sus instrumentos por las calles
Y canten  historias de sirenas y marineros.


Yo no quiero tanques acorazados
Que disparen de una colina a otra
Cuando ya no quedan edificios entre ellos.


¿Quién es el héroe?


¿Huimos de nuestra cama,
Y nos morimos de frio por el camino de la esperanza?


¿Nos atrincheramos en las ruinas de nuestra casa,
Y combatimos en nuestro rol de rebeldes del odio hasta la muerte?


¿Nos rendimos y vivimos
Si es que a eso se le puede llamar vivir?
No dejemos que nuestros miedos hagan tratos entre ellos
Ellos son el bando débil

El amor siempre será más fuerte que el miedo.

miércoles, 5 de noviembre de 2014

El Típico Náufrago.

Hay mares por los que se ha navegado y no se ha admirado la belleza que son. Que nadie parece haberse parado, tampoco haberse quedado quieto, para escuchar la perfección de la canción, compuesta por el son del viento y del rugir de las olas. Parece que quién ha navegado por ellos, lo ha hecho sin atención, de puerto a puerto. Se ha atrevido a quitar el amarre de su bote para lanzarse a la inmensidad y surcar las aguas. Porque hace falta valentía, tal vez puedas perderte en ese gran espacio de color azul. O añil.  Sin embargo, levaron ancla tan solo para llegar a otro puerto y volver a pisar tierra firme. De amarre a amarre.  De puerto a puerto. De nada a nada. ¿Qué hicieron durante ese viaje? Acaso desperdiciado con los ojos en el horizonte, como tratando de escapar de él, no supieron apreciar la belleza de la que hablo. No supieron bajar la mirada, sonreír y observar como el sol refleja en el iris perfecto de la calma. No supieron apreciar el prisma de emociones que emana de manera ondulante. Quiero pensar que no supieron, no que no quisieron. Porque entonces no habría esperanza para la estupidez humana.

Desde hace unos cuantos meses me siento perdido en este océano. Pero aquel que pudiese verme ahora mismo, lo cual es imposible, tumbado sobre la mullida tranquilidad, se daría cuenta de que ya no remo con desesperación. Que ahora soy una reencarnación de Rafael Alberti escribiendo sobre la sal marina, y no me preocupa nada. Porque siempre ha estado y siempre estará. Y eso es algo que yo aunque quiera, no lo puedo cambiar. Porque me gusta. Y decir que me gusta sería menospreciar el concepto, al encerrarlo en esas dos palabras que se quedan tan lejos de la realidad. Que si el sol me quema la piel, la piel se quemará. Y a mí me dará igual. Que si muero de sed, de hambre o no sé de qué más, me dará igual. ¿Qué puede perturbar este bienestar? Si mi bienestar es el péndulo constante de su naturaleza. Unos lo verán como un suicidio, pero para mí es libertad. Mis huesos ya sin carne y quemados por el sol se hundirán, serán mecidos por la marea, hasta que se conviertan en parte de ella, en polvo, en el recuerdo de algo que fue fugaz. Y a mí, me dará igual.

Me reiría de los marinos que trataronlo de domar, y ahora sufren bebiendo en algún bar. En soledad. Con sus galeones imponentes y sus velas que alcanzaban los cielos, cruzaron este mismo lugar. Pero tanta velocidad ostentosa tan solo les valió para pasar de largo. Y seguramente tan rápido que no vieron al náufrago que se tumbaba en un par de troncos atados y a punto de hundirse. Desnudo, y al natural, con una barba acariciada por la mar.
Ese marino, perdido en el culo de botellas vacías, cree que su vida es el destino índigo. Que ha nacido para ello, pero se observa a sí mismo en la humedad de vapores etílicos. Vive una mentira en la que él mismo se ha convencido de que es real. No es capaz de atar los cabos sueltos, y las velas de su vida ya no parecen impulsar. Por más remiendos que les haga y más tablas que se esfuerce en barnizar, por más brechas que trate de cerrar, nunca lo entenderá. Porque el objetivo no es la flotabilidad. El objetivo no es un barco que impida el agua entrar. Sino al contrario. Consiste en naufragar. En hundirse. Su fallo es haber construido algo que le mantiene separado de lo que tan convencido cree que es la esencia de su existencia. Fundirse en la nada y el todo. La nada y el todo se puede entender como una conjunción, o como una disgregación. No fuiste capaz de ver la unión.

Espero que un día, tras haber tomado un par de copas, estás palabras aparezcan espontáneas en tu mente. Ojalá te des cuenta que debes lanzarte de nuevo al océano, y olvidarte de tus cartas de navegación, y más aún de cualquier lugar concreto. Desamarra el bote más mísero que tengas, porque así antes se deshará. Y entonces, por fin, lo entenderás. Y serás feliz. Para y por la eternidad.
Hasta siempre, y que tengas buen viaje. No nos volveremos a encontrar.


Volviendo a ese lugar donde yace tendido el náufrago, bajo una noche que ya ha caído, observa las estrellas. Siente como su peso ya no aguanta más y que los troncos que le sostenían finalmente se separan. Los troncos representan tu ego. Tu yo. Lo que te impide ser la unidad. Porque… ¿Acaso el cuerpo no está hecho del mismo material? El náufrago observa con una sonrisa de felicidad las estrellas, en la cuna de su conclusiva. Abandona su forma corporal. Abandona el fragmento efímero de integridad. Se vuelve uno. Hundiéndose, se descubre a sí mismo. Que él siempre fue también todo aquello que le rodea. Que no existen barreras. La conjunción de almas completas que conforman paradójicamente la unidad. Ya no existe el náufrago. Sino unos huesos viejos, mecidos por la mar.

lunes, 9 de junio de 2014

Abismos.

Me pregunto hoy a mi mismo
-"¿Quieres seguir aquí conmigo?"
La respuesta es "No, de hecho,
ya he hecho las maletas;
Déjame pasar, ábreme la puerta
No me detengas.
No se a donde iré
Lo siento
No aguanto más este castigo
El horror."

Lo golpeo
Lo empujo
Lo ato a mi mente
Con alambre de espino
Oigo como grita
¿Oyes como sufre?
Como llora sin consuelo
Cuando de repente,
Me veo atado
Compartiendo sus miedos.

El yo, el super-yo, y el ello.
La bestia informe de ira y celos
Abre su negra boca
y abrasa con la mirada
-"¡Sois mios, presas del engaño!"
Nos dice entre risotadas.
Siento como la felicidad se apaga.
Lo miro.
Él me mira.
Y el abismo nos acompaña.

Depresivo nocturno I

Por haber estado en este mundo desolado,
en este lugar que va absorbiendo tu esencia
                                                Y tu ilusión.
Sumido en este vacío de inconsciencia
Llegó la hora. El miedo da golpe de estado.
                                                Sumisión.

Me encuentro perdido, deambulando por el caos.
¿He encontrado o construido el camino?
Paso a paso, hacia la tumba o la húmeda cárcel
Voy muriendo poco a poco, frente al imparable juicio del sino.
-
No es difícil ver en los barrotes una palabra escrita
Un alivio para todos aquellos de mente conformista
Alma blanda,
 Y voz quebrada
De espaldas a la verdad
Y a la realidad
leo en voz alta
  "Felicidad"

Cariño, amor, afecto.
Son sentimientos anhelados.
Dolor, odio y frio.
Consecuencias de ese pasado:
Cruel, solitario y nihilista.
Como una esfera con aristas
Incomprensible e inacabado
Los defectos los define el sustantivo.
¿Para qué el adjetivo?
tan inútil
tan necesario
al fin y al cabo
en mi caso
No importaría cual fuese.
Sería un intento frustrado.
Ciertamente cercano
Pero nunca cierto.
Aproximado.

Sueño con que mañana abra los ojos,
y todo esto haya sido un sueño
Un sueño dentro de otro sueño,
Una quimera, un torbellino onírico
Escribo esto para la mañana
Para cuando esté despierto
Un pensamiento vírico
que abofetee mi mente.
Levante el ánimo,
Y yo le eche huevos,
Para pensar por mi mismo.

A veces creo que lo único que necesito es tu abrazo
A veces, cuando sonrío, pienso que lo mejor sería
          Yo a lo tuyo.
          Y tu a lo mío.

Nuestro futuro yace a dos metros bajo tierra
Enterrado en un ataúd de esperanza
                                  de confianza arrancada de cuajo
                   tornillos de impotencia
y barnizado de fracaso.

...Dentro de él no se si sólo estoy yo
                                     O te he arrastrado.
Desequilibrio en la balanza.
              Ya no importa.
Comienza una nueva etapa.
                                     Miento.
  ...El tiempo avanza;
                      y esta vida,
                           mi vida,
                                Se estanca.



sábado, 6 de julio de 2013

Noche de verano.

El suave y lento abrazo de la marihuana
Despierto largo rato sin saber que hacer con mi vida
Pasadas son las tres de la madrugada
Tan solo pueden ayudarme estos acordes de guitarra
Papel y tinta para poder trazar la huida.

Lejos.

Dime que hacer conmigo mismo
Oscura noche, luminosos los pensamientos
A todo esto cada vez me cuesta más darle sentido
Sin embargo, es bien sabido, el agua fluye por donde fluye el río,
que el navío surca mares hacia allá donde soplen los vientos
Encallar finalmente en la orilla es su destino.

Hundidos en el negro océano del manto estrellado
Alocadas palabras y macizos sueños perdidos en la nada
Que urgen recordar todos esos momentos que creía olvidados
Que nacen desde el fondo y se muestran sin descaro
Sin miedo a derramar lamentos y murmurar alguna lágrima
Mi presente no admite reconciliación con el pasado.

¡Oh noche de verano interminable!
Soy un resquicio a tu deriva
Acompáñame a lo largo de esta soledad implacable
Permíteme liberar esta mente cautiva.